A la vez respiramos la luz y la ceniza. Principio y fin habitan en el mismo relámpago.
Cuando el azar o la costumbre, dentro de muchos años, de nuevo aquí te traigan, si vives, y la vida sea para ti tan sólo recuerdo desvaído de los antiguos días, acuérdate de que hubo un tiempo en que las cosas, milagrosamente, fueron de otra manera: acuérdate de que hoy este jardín te ha ofrecido su paz, de los rosales florecidos, del sol que te acompaña y que te ayuda con su luz tan tibia a ser dichoso y a saberte joven.
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